Óptica 1ª:
V publica en Facebook (copio y pego):
"Discusió al metro: un Sudamérica recrimina a una senyora que es queixa d'un sense sostre (i sense mans que demana). La senyora digna diu que paga impostos. Ell diu jo tambe. Ella Diu que els sudamericans ens roben. Ell diu que els espanyols van saquejar sudamerica (i tambe diu violar). Ella diu que els que no tinguin feina, fora! Interve una chica spanish i li diu que s'ho faci mirar perque els estrangers no en tenen culpa. La señora li diu (en resposta) tonta i afegeix "lletja" (fea). Perque no li haura dit feo al sudamerica? Era bastant mes feo.... Pero es que las mujeres nos atacamos llamándonos feas!
Abandono el metro. Vuelvo al bus que las viejas tiene más retórica y (son igual de limitadas) pero disimulan"
Óptica 2ª:
Milleiro publica en su blog (copio y pego):
España, 2013.
Madrid, a 8 de Junio de 2013.
Creo que si decidiésemos representar a España en un vagón de Metro no lo hubiésemos conseguido tan preciso: un negro, un par de latinos, dos señoras rubias de 60 años con aspecto de seguidoras de Esperanza Aguirre, una chica de 30 años corrigiendo unos ejercicios en papel y un mendigo.
El mendigo es un habitual de la Línea 1 del Metro de Madrid entre Gran Vía y Cuatro Caminos, le he visto en infinidad de ocasiones. Tiene muñones por dedos y pide limosna con tono de lamento diciendo que no encuentra trabajo. Recoge las pocas monedas que consigue por pena y silencia a los vagones por donde pasa. Salvo hoy.
Una de las “señoras rubias de 60 años con aspecto de seguidoras de Esperanza Aguirre”, nada más terminar de oír su letanía, le recriminó: “¡Si no tienes trabajo, vete a los servicios sociales, que a gente como tú la estamos manteniendo con nuestros impuestos!” a lo cual el mendigo en un ininteligible español le intentó discutir diciéndole que simplemente él no encontraba trabajo y no tenía paro. La señora le replicó diciendo “¡Pues si no encuentras trabajo vete de España a buscar trabajo a otro sitio, que a mi nunca me han dado una beca en mi vida porque se las han dado siempre a los extranjeros!”.
A lo cual, un señor latino de 40 años aproximadamente que estaba enfrente, le replicó, entrando en la conversación: “¡Ustedes tampoco pueden hablar, que han venido a nuestros pueblos a robarnos y a quitarnos todo, ladrones!”. Obviamente, la señora no se quedó callada y airadamente le replicó con un “¡Pues si son ladrones denúncielos, que nosotros hemos ido a llevaros una cultura y una religión a vuestros pueblos! ¡Os hemos educado y estos años os hemos dado trabajo, y el que estorbe que se vaya a otro sitio!”.
“¡Aquí la que estorba es usted!”. La “chica de 30 años corrigiendo unos ejercicios en papel” al fondo del vagón entró en la conversación. La chica, probablemente superviviente del sistema que cada día le recorta más y más, dejándole su trabajo en algo casi solo justificable por una admiración al hecho de enseñar, se hartó y entró en la conversación. “¿Quién te ha dado vela a ti en este entierro?”, respondió la señora. “Mire señora, yo pago religiosamente mis impuestos como usted y le recuerdo que nosotros también hemos ido a otros países, legalmente o ilegalmente, a buscar trabajo y comida para los nuestros, y que mucha humildad nos falta a todos en general”. La señora solo supo contestar un “¿Pero qué sabrás tú de emigrar o no emigrar, estúpida?”, a lo cual la maestra le contestó un “Así señora, alimentando el debate con la descalificación, ya ha dicho todo”. Acto seguido se bajó en la estación de Estrecho. Y se acabó la conversación. Creo que si decidiésemos representar a España en un vagón de Metro no lo hubiésemos conseguido tan preciso.
V y Milleiro no sabían que compartían vagón de metro. No se conocen entre ellos. Pero una misma escena de opera buffa los ha hecho coincidir. Nacieron uno en Pontevedra y la otra en Reus hace unos años. En Madrid, hoy, año 2013, han tropezado con una metáfora. Han sentido la necesidad de relatarlo. Y después han seguido cada uno su camino.