Us enganxo aquí el comiat de Mauro Entrialgo del diari Público. El comiat per acomiadament. La seva tira còmica ha estat en els últims temps un somriure cada matí. I això val molt.
Público m’ha decebut molt amb aquesta decisió. Un altre dia parlarem del suport bastant poc subtil d’aquest diari al Pensionazo.
Pégovos aquí a despedida de Mauro Entrialgo do diario Público. A despedida por despido. A súa tira cómica foi nos últimos tempos un sorriso cada mañá. E iso vale moito.
Público decepcióname moito con esta decisión. Outro día falaremos do apoio bastante pouco sutil deste diario ao Pensionazo.
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Por qué se acabó lo que se daba antes de tiempo [link]
En lo primero que pensé el martes pasado cuando me dijeron que mi tira del periódico se iba a dejar de publicar hoy lunes día 31 fue en cómo terminar la serie de manera coherente, divertida y no atropellada. Había ya entregado las dos tiras siguientes antes de saberlo, pero me quedaban cuatro más para intentarlo. Me gusta hacer las cosas bien, me gusta el cachondeo y por eso, hasta en estas circunstancias, inconscientemente tiendo a pensar primero en lo que me gustaría recibir como lector de un producto de humor antes que en cualquier otra cosa. De hecho, esta manera de proceder es menos altruista de lo que parece porque, en realidad, disfruto mucho cuidando los detalles con humor y eso me sirve de terapia frente a las cuestiones menos agradables de la existencia. El caso es que, antes de pensar en buscar otro trabajo, que es una actividad con la que no disfruto nada, me puse a idear cómo dejar cerradita la serie con un par de remates finales.
Por una parte, estéticamente, decidí “poner una bomba” en la cabecera del titular. La cabecera de “Plétora de piñatas” solo aparece en la versión en papel y es un extra dirigido exclusivamente a los lectores que compraban el periódico. En ella, aparecía un personaje golpeando el título de la serie como si fuera una piñata -el mismo de la cabecera del blog-, pero de vez en cuando sufría variaciones: cada Halloween era un demonio el que golpeaba; en navidad era un papá Noel; el día de los enamorados, Cupido… Además, sus colores se modificaban cada mes y de vez en cuando aparecían algunas otros pequeños guiños (una tarta el día que el periódico cumplió un año, por ejemplo). Pues bien, el plan ahora era “poner la bomba” y encenderla el día 28, dejar ardiendo su mecha el día 29 y el día 30 mostrar una gran explosión. El día 31, entre los restos de la viñeta de presentación apenas se distinguirían los fragmentos de su título y de mi firma.
Por otra parte, en cuanto a contenido, decidí escribir chistes todos los días que me quedaban sobre gente a la que habían echado de su trabajo. Reservando para el día final -el de la cabecera destruida- un “Me sucedió a mí” que sirviera de despedida final.
Pues bien, todo esto no ha podido ser. El viernes 28 sí que se publicó con normalidad la tira prevista (con chiste sobre alguien al que le habían echado del curro y la colocación de la bomba en la primera viñeta), pero ahí acabó todo. Ese mismo viernes en el periódico decidieron no publicar la tira que había entregado para el sábado y me pidieron que no lo hiciera en el blog. Mi percepción es que se encontraban preocupados por la repercusión en internet de la cancelación de la tira y que consideraron que la publicación avivaría las protestas. También es mi percepción que esa repercusión se debió más a su torpeza a la hora de gestionar sus redes sociales que a declaración alguna mía, ya que el martes pasado me limité de la forma más correcta que pude a anunciar en este mismo blog el fin de la sección (y a enlazar en mi Facebook, eso también es verdad, a los blogs que habían comentado el asunto). Creo que, por su parte, un simple comunicado anunciando de forma clara su legítima decisión de prescindir de mis servicios habría bastado para acallar el runrún. Pero ni es mi responsabilidad supervisar sus labores de comunicación, ni creo que me hubieran hecho el menor caso si lo hubiese sugerido.
Propuse el viernes entonces, al menos, la publicación del siguiente texto en la entrada del sábado día 29 del blog de “Plétora de piñatas”:
Los responsables del periódico han decidido no publicar en formato papel la tira que había entregado para hoy sábado ya que, en el contexto del jaleo salido de madre que se ha montado en internet por la anunciada inminente desaparición de esta serie, han considerado que podía ser interpretada como un insulto a los responsables de la empresa. Por ese motivo, tampoco la reproduzco en este espacio, aunque personalmente me parezca un chascarrillo bastante inocente.
Mi intención en estos últimos días era reírme de mí mismo haciendo chistes sobre personas sin trabajo hasta el último momento (inspirado un poco -confieso- por el gran Reiser, que hizo bromas sobre personas con cáncer desde el día que se lo detectaron hasta que ya no pudo coger un lápiz), pero no ha podido ser. Es justo señalar que en los más de tres años que llevo colaborando para Público he tenido siempre completa libertad para escribir y dibujar lo que me ha dado la gana y que siempre, hasta este momento, han publicado sin comentario ni presión alguna todo lo que he querido tal y como he querido. Pero en esta situación, me resulta muy incómodo seguir entregando material, así que siento que esto acabe de forma tan abrupta y no se vayan a publicar las tres últimas tiras. Muchísimas gracias a los compañeros con los que he compartido páginas desde el primer número del periódico, a todos los lectores en general, a los comentaristas de este blog en particular y los que me habéis expresado vuestra decepción por el cese de estas plétoras de forma pública o privada. Superfuerte abrazo, chavales.
Tampoco les pareció conveniente. Con lo que, al no aparecer ni tiras ni explicaciones, numerosos lectores me han bombardeado en mi mail y redes sociales este fin de semana preguntándome por lo sucedido. Por eso lo cuento aquí. Los responsables del periódico están en su derecho de no querer hablar de este tema de forma pública. Creo que estoy en mi derecho de preferir explicar con sinceridad y lo más moderada y objetivamente posible lo que ha pasado.
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